Amatistas, una Alternativa para los Inversionistas

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  • Aug 12, 2019

Suplemento Económico – Asunción, domingo 14 de mayo de 1994.

Dr. Geol. Juan H. Palmieri.

Amatistas, una Alternativa para los Inversionistas

Los amatistas son cristales de cuarzo de forma bipiramidal hexagonal que adquieren tonalidades de color lila, por algunos elementos químicos que forman parte de ellas. Estos elementos son generalmente el manganeso y en alguna medida el hierro. Este mineral está considerado entre los que se conocen como “piedras” preciosas o semipreciosas, dependiendo de la calidad de sus cristales y de la tonalidad.

Las gemas deben tener ciertas características para adquirir un valor económico. Por ejemplo, la coloración. Mientras las turmalinas cuando tienen colores oscuros o negros pierden su valor, este es muy elevado cuando adquieren tonalidades claras, similares a la esmeralda (el verde mar previo a las playas). Por otro lado, sucede lo contrario, si las amatistas tienen tonalidades lilas fuertes, son muy caras y si son claras pierden su valor.

Estos minerales se generan en la última etapa de la diferenciación magmática o dicho de otra manera, cristalizan cuando el magma se está enfriando. En el Paraguay, los geólogos denominan formación Alto Paraná a los más de 13 derrames sucesivos de lava basáltica provenientes del interior de la corteza terrestre que se han derramado en superficie en épocas que denominan periodos Jurásico-Cretácico (entre 195 y 65 millones de años). Geográficamente abarcaron los departamentos de Alto Paraná, Itapúa, Canindeyú, Amambay y partes de Caaguazú y Caazapá.

En la oportunidad de trabajar como consultor de la Itaipú Binacional (1975 a 1984), pudimos comprobar que cada derrame tiene espesores que varían entre 25 y 65 m y que en cada derrame se pueden distinguir claramente tres partes: en la base, se presenta una capa densa, compacta, que constituye más de las tres cuarta partes; una parte media a superior que contiene vesículas (agujeros que quedaron en las roca al evaporarse los gases) y amígdalas, que son vesículas que han sido rellenadas por minerales como el cuarzo y la calcita, y una parte superior de algunos centímetros, a veces metros, poco densa (tipo piedra pómez), que se denomina “brecha basáltica”.

La parte media a superior, donde se forman las amígdalas, son las que contienen los yacimientos de amatistas, que vienen en forma de geodas de distintos tamaños, lo que dependió de la velocidad del enfriamiento y del contenido de sílice residual del magma.

Las geodas se reconocen fácilmente por tener formas redondeadas y estar recubiertas por calcedonia (cuarzo sin cristalización). Se las puede encontrar “in situ” o acumuladas en pie de ladera, a consecuencia de la erosión de la roca madre de la cual se desprendieron.

Una prospección de estas gemas deberá, por lo tanto, buscar los yacimientos en una ladera o pendiente, previa limpieza del suelo hasta la roca, para ubicar la parte donde se pudieron haber desarrollado estos cristales (el basalto vesicular amigdaloide). Al ubicarlo, se deberá llevar cuidado para su extracción (no usar explosivos), trabajando preferiblemente con picos y barretas, ya que, al dañarse los cristales, no pueden ser bien tallados y pierden su valor.

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